Te marchaste de improviso, tranquilo y sigiloso, confirmando con tu muerte lo que casi fué tu divisa en la vida: la inteligencia, la elegancia discreta y la afabilidad. Has sido el amigo fiel, que todo lo ha dado y nada ha exigido, colega de alegrías y zozobras, soporte en los momentos difíciles, presencia luminosa en los momentos felices. Alegre compañero, siempre presto a la broma, gran humorista con una fina vena irónica.
Convivimos en el Madrid de los años sesenta en la misma residencia estudiantil. Hicimos la misma carrera. Corrimos muchas veces a la par, María de Molina abajo hacia la Escuela en los Altos del Hipódromo, con el reloj pegado al culo tratando de compensar con extenuante esfuerzo físico, nuestras perezas matinales.
Me veo contigo en los calurosos junios de esos años. desbrozando codo con codo, hasta altas horas de la madrugada, los intrincados vericuetos de las mil materias técnicas, objeto de terroríficos exámenes, en los que tanto nos jugábamos. Te recuerdo sobre las cuatro de la madrugada, trajinando con la vieja cafetera “Oroley”, para preparar unos estupendos cafés (como buen granadino eras especialista), que nos permitiera prolongar la jornada de trabajo hasta el amanecer.
Después de los estudios convivimos en Madrid. Nuestras respectivas parejas, (desde la lejanía aprovecho para mandarte un fuerte abrazo queridísima Ángeles) se entendieron también a las mil maravillas, extendiendo nuestra amistad a una fraternal unión de los cuatro. (¿Recuerdas como en los años setenta hacíamos excursiones conjuntas a Valdemoro los sábados por la mañana para que inspeccionaras la Planta de Asfaltos de la que eras responsable?).
Nos visitasteis en Amberes mediados los años setenta. Hicimos excursiones conjuntas a Holanda, Alemania e Inglaterra. En esta visita si mal no recuerdo te quedaste embarazada, Ángeles. (Un beso muy fuerte para la guapísima Marian). Recientemente nos visitasteis en Lanzarote. ¡Que estupendos recuerdos nos han quedado de esos días!
Extendimos luego nuestra relación asidua a un grupo más amplio (Julio y Conchita, Fernando y Mara, Rafael y Mª Angustias …) con el que hemos compartido hasta el presente extraordinarios momentos. Hoy todos te recordamos con dolorosa nostalgia.
Gran amigo. Hemos convivido de forma asidua durante cerca de cincuenta años. Jamás, jamás, hemos tenido la más mínima disputa, desacuerdo o diferencia. Me has dado mucho y nunca sabría como compensártelo o agradecértelo.
Uno mi oración más fervorosa a la de la familia y todos los amigos. Un fuerte abrazo para todos: para ti Ángeles, y para vuestros hijos Susana, Luis, Elena, Carlos y Marian.
2 comentarios:
Gracias Antonio por esa semblanza que has hecho de nuestro querido Juan Luis, tanto mis hijos como yo no podíamos contener las lágrimas, pero para nuestras almas ha sido como un bálsamo para el inmenso dolor que sentimos.
Gracias de nuevo Nono y Marita, nuestros queridos amigos.
Un abrazo muy fuerte
Angeles
Tampoco yo, podía contener las lágrimas mientras lo escribía. Un fuerte abrazo.
Antonio
Publicar un comentario