Cayeron cuatro gotas, retumbaron varios truenos que prometián acción, pero la cosa se fué disolviendo y no llegó la sangre al río.
Aprovechando el ambiente de tormenta, que me gusta, me fuí a pasear. La tarde estaba fresquita, el mar color plomo. Se encapotó aún más y comenzó a llover, momento que aproveché para volverme a casa.
Entrada al apartamento actual.
Felizmente parece que ya ha llegado el momento que empiecen las obras de nuestra casa. Será D.m. el lunes día 13 de este mes. ¡Estamos deseándolo.
Esta mañana fuí a la casa a recoger correo y he estado hablando con Norma, vecina y madre de Helen Lindes, pues ella tiene una palmera de las altas, como una de las nuestras, bien cuidada y quería me facilitara el contacto con la persona que se la arregla.
De vez en cuando pasan sobrevolando, Playa Honda entre otros sitios, tres o cuatro cazas de última generación. Es impresionante verlos volar, como una exalación, acompañados de un ruido increible y a pesar de la velocidad en una formación perfecta. Hace un rato acaban de pasar.